¿Alguna vez has oído hablar de la energía reactiva? Puede que te suene o quizás lo has visto reflejado en tu factura de la luz, pero ¿sabes realmente qué es y cómo se aplica? Si preguntásemos a un ingeniero o técnico electricista por la definición de energía reactiva nos hablaría en términos muy técnicos que nos resultarían difíciles de descifrar. La energía reactiva es aquella necesaria para el funcionamiento de determinados aparatos como los motores y trasformadores, donde el exceso de la misma provoca importantes perjuicios técnicos y económicos.
Debemos diferenciar entre energía activa y reactiva:
ENERGÍA ACTIVA: los receptores eléctricos alimentados por corriente eléctrica transforman la energía eléctrica en trabajo mecánico y en calor. A este efecto útil se le denomina “energía activa” y se mide en kWh. Los receptores formados por resistencias puras (aparatos de calefacción, lámparas incandescentes, etc.) consumen, exclusivamente, este tipo de energía.
ENERGÍA REACTIVA: existen numerosos receptores, tales como motores, transformadores, reactancias, etc., que para funcionar necesitan que se formen campos magnéticos. Estos equipos, en general inductivos, absorben energía de la red para crear los campos magnéticos y la devuelven mientras desaparecen. Con este intercambio de energía, se provoca un consumo suplementario que no es aprovechable por los receptores. A esta energía se le denomina “energía reactiva” y se mide en kVArh. La energía reactiva provoca una sobrecarga en líneas, transformadores y generadores, sin llegar a producir un rendimiento útil. Sin embargo, la factura de energía sí la contabiliza, por lo que puede llegar a incrementarla en cantidades importantes
A diferencia de la energía activa que se transforma íntegramente en trabajo o en calor y se mide en kWh, la energía reactiva:
- No sirve para calentar y tampoco se consume.
- Se mide en kVArh (kilo voltio-amperio reactivo hora) .
- Se asocia a todos los aparatos que para su funcionamiento precisen de una bobina (es decir aquellos que funcionan con motores o transformadores) alimentados en corriente alterna.
Podemos decir que es como una “fuga de luz” o una “energía fantasma” que circula por la red, sin obtener beneficio de ella ya que no se transforma en energía útil, por lo que las Comunidades, Pymes e industrias han de pagar por el consumo de la misma cuando sobrepasan determinados parámetros, por lo que hay penalizaciones en las facturas de luz, incrementando el precio de ésta.
La energía reactiva forma parte de nuestras facturas, cobrando una parte de dinero por parte de las eléctricas. ¿Hay formas de eliminar la energía reactiva? Si, normalmente con baterías de condensación podremos solucionar el problema, pero es una solución costosa y existen otras formas económicas y realmente eficaces de deshacernos de la energía reactiva sin que esto suponga un incremento del precio en nuestra factura de luz. En Lúmina Consultores te podemos asesorar de la mejor manera para que ahorres y dejes de pagar cantidades desorbitadas por problemas como la energía reactiva.
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